Polideportivo

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08/07/2020

Claudia Chichilnik, una guerrera de la vida

En casa y festejando. En su Cervantes, Claudia con los brazos en alto y sonriendo.
En casa y festejando. En su Cervantes, Claudia con los brazos en alto y sonriendo.
La experimentada atleta cervantina es referente regional a la hora de hablar de pruebas combinadas. A pura garra superó duros escollos y sueña con ir por más.

No es un día más en su vida. Es 8 de julio, el día de su cumpleaños, pero como muchas personas, pasa gran parte de esa jornada especial en el trabajo y ella valora esa posibilidad, de la tener trabajo en un momento complejo, difícil. Ella es Claudia Chichilnik, la destacada y experimentada deportista nacida y que disfruta vivir en Cervantes. Con casi 20 años junto al deporte y luego de terminar la jornada laboral, es tiempo de repasar la gran trayectoria deportiva de una guerrera de la vida y ya entenderán el porqué de esa definición.



Claudia nació en suelo cervantino el 8 de julio de 1973 y está festejando 47 años. Es hija de Máximo Chichilnik y Alicia Susana Altamirano (ya fallecidos) y tiene seis hermanas y tres hermanos. Es mamá de Deisy (30 años) y abuela de Carlitos (5 años). Desde 1998, con la amabilidad que la caracteriza, atiende al público en la panadería “La Flor del Sur”, siempre en Cervantes.

“¿Cómo arrancó mi relación con el deporte? Por estar con unos kilos demás y pensando en hacer algo al margen del trabajo. Fue 1998, primero haciendo gimnasia en la parte de atrás de mi casa y al no bajar de peso, comencé a trotar. Por entonces no se veían muchas chicas corriendo y me fui animando de a poquito”, comenzó Claudia a mirar hacia atrás y buscar en los recuerdos.



A fines de 2001 llegó un sorpresivo debut, en casa y corriendo de noche. Fue en parejas, en un trekking nocturno, acompañando a Claudio Molina. “Me fue entusiasmando, entrenando y por supuesto, eso me ayudó a adelgazar y me invitaron a correr en parejas. El tema fue que pensé que faltaban tres semanas y no era así! Era jueves y se corría el domingo! (risas) No me olvidó más: corrió con zapatillas planas, remera de algodón en noviembre y fueron como 15 kilómetros. Fue una emoción terminar y de regalo quedamos en el segundo lugar. Así fue el debut en competencia”, contó, sin dejar de reír, quien ha sido animadora de las clásicas pruebas regionales, además de citas en Bahía Blanca, Tandil (Duatlón Hombre de Piedra) y Córdoba (Desafío a Rio Pinto de mountain bike).



En el verano de 2002 fue tiempo de sumarse a las pruebas combinadas. “Siempre fui de animarme y poner lo mejor y así pasó con la natación. Me tiré al Canal Grande con un grupo de corredores y ya me vieron bien para nadar (risas). La bicicleta fue prestada, la de mi patrón y me llevaba bien, pero recién estaba arrancando. Corrí el Tria de Cervantes que arrancaba en el Canal Grande y terminé tercera y muy contenta”, detalló Claudia quien tuvo como primer entrenador a Luis Choilaf y ahora sigue las indicaciones y consejos de Gustavo Pino.



A pura garra, superando años duros y momentos complicados
“Hay que seguir adelante y no bajar nunca los brazos”, afirmó Claudia al iniciar el raconto por una etapa difícil que le presentó la vida. Es su lema para continuar y se apoya en él y su fortaleza para avanzar.
“En 1998 me separé y me fui a vivir con mis padres. No pude estar cerca de mamá al momento de su muerte, pero le prometí que iba a estar acompañando siempre a papá. Ella murió de cáncer a los huesos y tres años después se fue papá, por un cáncer terminal. Murió en 2005 y justo en ese año, gané todo lo que pude correr. Fue increíble, pero con el deporte hallé un cable a tierra y te hace olvidar malos momentos. Claro que corría pensando en papá, pero todo me daba más fuerzas. Fue muy importante la ayuda de mi prima Gladis Altamirano, cuidando siempre de papá. Recuerdo que el Tria de la Vendimia, en Regina, se corrió en marzo y me dieron el trofeo con un ramo de uvas. Se lo llevé, las probó, me agradeció y pocos días después, el 17 de marzo, falleció. Ya estaba en casa, no se podía hacer otra cosa que esperar y estuvimos muy apegados”, siguió recordando la reconocida atleta.


Las victorias y los podios siguieron llegando, pero Claudia nunca se sintió candidata. “Voy siempre a dar lo mejor y ahora pienso mucho en disfrutar. En esos años, todo se daba a fuerza de garra y ganas, pero nunca me sentí favorita, candidata, sino una más. Y las cosas se fueron dando de manera muy linda. En realidad, cada vez que puedo hacer deporte me siento bien y esos cambió con la cuarentena y creo que le pasó a muchos deportistas. No llegué a deprimirme, pero sí a sentirme mal por no poder salir, correr y socializar. Alquilar una bici fija me ayudó, pero no es lo mismo. Tengo la suerte de tener un trabajo y que es lindo. En él puedo socializar y me gustó mucha charlar con la gente. Y ahora se extraña el compartir el mate, los saludos, abrazos, los besos, el compartir, algo que pasa en el deporte y también en mi trabajo”, afirmó quien tiene entre sus sueños y objetivos, poder llegar a correr el XTerra Argentina en San Juan y un Ironman 70.3.

“La victoria del Tetra de la Manzana 2012 me marcó y mucho”
Claudia atesora sus trofeos, medallas, fotos y recuerdos. Es que cada uno es especial y la lleva a ese momento, a diferentes vivencias y eso le gusta. A la hora de responder sobre cuál fue su victoria más importante, ella no duda y tiene una explicación sentimental que va unida a otro gran desafío que le puso en su camino la vida: superar un cáncer.
“La victoria del Tetra de la Manzana 2012 me marcó y mucho. Fue mi victoria más importante. Ya me habían diagnosticado que tenía tiroides grado 6 y pensé en que a mi hermana la había operado tres veces de ello, pero no pensé que iba a llegar el cáncer. En septiembre, antes de viajar al Hombre de Piedra de Tandil me comunicaron que tenía cáncer por unos nódulos en la garganta. En ese viaje se lo conté a otra gran atleta como María Alejandra Bustingorry y a partir de allí, ella fue muy importante con su acompañamiento y se convirtió en mi amiga. Ella estuvo siempre pendiente y atenta a todo. Me operaron en diciembre y el alta llegó en enero de 2013. No fue sencillo, no la pasé bien, adelgacé mucho, me sentí muy débil y hasta perdía las ganas de comer. Estuve en encierro, en casa y aislada de todo. Por suerte, gracias a Dios, al poco tiempo volví a salir, a trotar y a reiniciar mi vida normal”, contó, con pausas y emoción, la aguerrida deportista.



Su primera prueba post operación se dio en ese 2013, en otoño y en la barda roquense. Fue en el Paralelo 39 de mountain bike. “Me anoté y no sabía se iba a poder estar. Lo llamé a Carlitos Heredia que estaba en duda, porque era el regreso, pero él me entusiasmó a volver de a poco y tuvo un gran gesto hacia mi persona: me regaló la inscripción diciendo que era su invitada. Esa fue una inyección y me dio mucha alegría. No soy de pedir inscripciones y creo que apenas tres o cuatros veces tuvieron estos gestos. Recuerdo que duda sobre la distancia a correr y por supuesto, muy poca gente sabía que estaba retornando de una enfermedad”, agregó Claudia.



Sin zapatillas en Tandil y llegando tarde a la largada en casa
Con tantas competencias y con casi dos décadas recorriendo la región, es claro que a la charla no le pueden faltar anécdotas y Claudia ya las tiene armadas antes que la consulta llegue a su final.
“Y son graciosas ahora, pero en su momento casi me sacaron lágrimas, bronca y desesperación (risas). La número uno fue en casa, en el Duatlón de Cervantes en 2019, llegando tarde la largada. Yo pensé que faltaban como diez minutos, me fui a casa, que está a una cuadra y media de lugar de largada y cuando escucho la cuenta regresiva salí corriendo. Soy siempre de pasar por el baño y cada vez que se pueda, tomarme unos segundos para hacer una oración a Dios y pedir por la protección y que todo salga bien. No podía creer que se largaba y yo estaba en casa. Nadie lo podía creer y todos me hablaban y no entendían (risas). Largué retrasada, con mucho aliento, recuperé mucho y al final quedó como algo gracioso”, recordó sobre lo vivido hace un año.
Pero hay más. “En Tandil en el Hombre de Piedra, me bajo de la bicicleta y se venían los últimos 6 kilómetros de pedestrismo y no estaban mis zapatillas! Casi llorando empiezo a pedir ayuda y terminé corriendo con las de un chico, unas 43 y yo calzo 40 (risas). Había que terminar. Y a veces pasan otras cosas como me sucedió este año en Huergo que llegué de nadar y no encontraba la bici, estaba bloqueada. Y cuando volví de la bici no encontraba las zapatillas! (risas) Terrible. Puede pasar”, resumió Claudia.



Un presente que la ve rejuvenecida
La experiencia y la constancia para entrenar le dieron solidez a Claudia, pero el haber superado tantos escollos le permitió lograr más fortaleza. En los últimos años, las diferentes pruebas fueron testigos de grandes domingos, con triunfos, podios, pero en especial con llegadas con una gran sonrisa y mucha entereza.
“Disfrutó y mucho del ambiente y tengo muchos en el deporte. Y me sentí rebien en muchas competencias, pero lo vivido en 2019 y este año en el Tetra de la Manzana fue increíble. En una competencia exigente y de gran nivel, me sentí rejuvenecida, muy bien y eso me dio mucha alegría. Sé que tengo mucho por mejorar, pero como me decía Luis Choilaf y me lo dice ahora Gustavo Pino, el único secreto es entrenar y no hay otro. Y tengo mucho más para dar. Quiero seguir corriendo hasta donde pueda y también me gustaría algún día capacitarme y poder dar una mano al semillero, a los chicos de Cervantes que se vayan iniciando. No me gusta guardarme nada y si me preguntan o piden un consejo, siempre estoy para charlar”, concluyó una sencilla deportista que a fuerza de garra, pasión y coraje, es una guerrera de la vida. (TodoRoca)