Polideportivo

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01/04/2020

"Cuando uno cree, en la vida todo es posible"

Con la camiseta de Deportivo Roca y la bandera argentina. Gustavo compitió en gran nivel bien lejos de casa.
Con la camiseta de Deportivo Roca y la bandera argentina. Gustavo compitió en gran nivel bien lejos de casa.
Desde casa, Gustavo López no deja de trabajar por Deportivo Roca y su empresa personal. El hoy dirigente revivió una espectacular campaña deportiva: entre 2009 y 2013 corrió cuatro Mundiales.

El llamado lo sorprende de manera grata y acepta navegar por ese lindo y caudaloso mar que es el de los recuerdos. En plena cuarenta de prevención contra el coronavirus, desde casa, la actividad laboral de Gustavo López no cesa entre la presidencia del club Deportivo Roca y su empresa familiar. Pero el requerimiento periodístico es otro. Entre 2009 y 2014 logró la clasificación a cinco Mundiales, participando en cuatro. Es tiempo de repasar las inolvidables experiencias junto al triatlón, siendo protagonista de tres citas en el Ironman full en Hawaii y una en el 70.3 de Clearwater, en Estados Unidos.

La llegada de Gustavo a este nivel de competencias tan exigentes, ya es una historia muy conocida en la ciudad y entre quiénes lo conocen, pero siempre vale el recuerdo. Todo comenzó por la invitación de un amigo por "hacer algo pensando en la salud y la recreación" y todo fue de menor a mayor. "No corría, no tenía bicicleta, no sabía nadar, no estaba ligado al deporte. Fue un comienzo de cero, de menor a mayor, paso a paso, respetando ir escalón por escalón", recordó López quien es el actual presidente del Depo, luego de darle lugar en la vida al "naranja", a las actividades para personas con discapacidad, comenzando con el fútbol y ampliando las opciones para chicos y grandes.

Una gran etapa, con muchos sueños cumplidos
Luego de una gran tarea en Texas, Estados Unidos, completando su décimo Ironman y logrando el pase para estar por cuarta vez en Hawaii, Gustavo le dijo adiós, en 2014, al triatlón y las competencias. Y fue una despedida sin regreso. "Tenía todo muy claro. Ya tenía una responsabilidad dentro del Depo, con los chicos y también era momento de priorizar la familia, la cual siempre me apoyó, pero a la cual le quite tiempo y si bien nunca hubo reclamo por ello, es un tiempo que no se recupera". agregó quien corrió en Chile, Sudáfrica, Suiza, Estados Unidos, Brasil y México, entre otros países.

"En el vértigo del día a día, a veces pega la nostalgia y se viene imágenes de esos momentos. Fueron muy lindos y el paso por el deporte, como competidor, me dejó el gran mensaje que cuando uno cree, en la vida todo es posible. Uno debe creer y confiar en uno y cualquier sueño propuesto se puede alcanzar. No hay límites para ello y no hay secretos: es luchar, entrenar mucho y creer", destacó quien en corrió el Mundial de Ironman full en Hawaii, en tres años consecutivos, 2011, 2012 y 2013.

Los números, que siempre son fríos y a veces no dicen casi nada de lo vivido, ubicaron a Gustavo en el puesto 90 en su categoría en el Mundial 2011, 60º en 2012 y 120º en 2013. En todos, dejando el alma por 10 horas y poco más para completar 3,8 kilómetros de natación, 180 de ciclismo y 42 de maratón.

"El comienzo fue de la mano de un amigo, Miguel Lorito González, quien me enseñó del deporte, en especial del sentido del mismo, del valor del desafío personal y más. Con él fueron los primeros viajes, las primeras competencias. Luego llegó una etapa de trabajo junto a Maximiliano Morales hasta llegar al Mundial 70.3 de Clearwater y el tramo final, en el que pude estar en otros tres Mundiales de Ironman full fue de la mano de las indicaciones y consejos de Daniel Fontana. Todo lo fui haciendo a conciencia, respetando los pasos y tratando de ser lo más profesional posible a pesar de ser un deportista amateur. Del trekking pasé al duatlón, luego al triatlón y la locura y pasión me llevaron a intentar desafíos más grandes como es poder, primero llegar a un Mundial de medio Ironman y luego al full", siguió repasando Gustavo.

Un duro golpe en la vida, un punto de inflexión para hacerse más fuerte
Como en la vida de todos, nada es fácil, pero López y el resto de la familia vivieron uno de esos momentos de mucho dolor al que tuvieron que sobreponerse con mucha fuerza. Y uno que se duro como la pérdida de un hijo. Para él fue un "punto de inflexión" para todo lo que se vino luego.
"El fallecimiento de mi hijo Mateo fue un ante y después en la vida. Fue un faro para seguir un camino y aprender a no bajar los brazos y dar siempre pelea. Pese a que era muy pequeño, él le dio pelea a la muerte y me enseñó mucho. Y a pesar de todo lo doloroso que es perder a un hijo, siempre queda algo positivo, un mensaje para aprender y usar a diario. Hay que luchar. Todo se puede", contó, con pausas lógicas, alguien que llegó quizás mucho más lejos que lo imagino.

El camino a ser finisher en citas mundialistas y en cada competencia a realizar no fue para nada sencillo. La exigencia fue subiendo y la dedicación a los entrenamientos demandó más tiempo. "No fue fácil porque uno debía seguir mejorando y aprendiendo. La preparación fue con el objetivo de siempre crecer, sumar y no me hubiera perdonado no llegar a la meta. Hubo muchos días con doble turno, repartiendo el día entre el trabajo, la bicicleta, natación y correr y fines de semana con días de 8 horas de entrenamientos. No importó el clima, ni las ganas, nada. Era salir para cumplir con las planificaciones", repaso quien clasificó al Mundial de Ironman full en las citas de Cozumel, Kentucky, Los Cabos y Texas, además de haber estado en el Argentino de Concordia. En Pucón 2009 logró el pase al 70.3 de Clearwater.

Cada competencia, un recuerdo imborrable
En cinco años, López dejó su huella en varios puntos del planeta, siempre dejando todo y regresando con la tranquilidad de haber dado lo máximo y más. "En 2008 estuve en el Ironman de Brasil buscando aprender, vivir la experiencia y corregir para el futuro. En realidad, en el full siempre me sentí más cómodo que en el 70.3, el Short y el olímpico. Y después estaba el trabajar mucho para seguir mejorando. El ciclismo siempre fue mi fuerte, luego estaba la maratón y el punto débil fue la natación. Todo el año era entrenar para seguir mejorando", siguió recordando quien nunca repitió un lugar a la hora de correr un Ironman, exceptuando, por supuesto, el Mundial de Hawaii.

"Fueron lindas experiencias, pero viajes no tan sencillos. No es fácil viajar solo y llevar esa carga que significa representar a una club, una ciudad y a un país. Uno lo siente por dentro. Y también por la familia: ella siempre hizo el sacrificio y uno el esfuerzo. Se dejan de compartir muchas cosas con los seres queridos, momentos que no se van a recuperar y la familia también realizar un gran sacrificio para acompañar lo que uno hace. Después, en lo deportivo, se aprende mucho. Se intercambian consejos y me encontré con atletas que preguntaban sobre los entrenamientos de uno y cuando contaba que hacía 450 kilómetros semanales de ciclismos y ellos hablaban de 250, uno notaba el esfuerzo y eso se plasmaba en las carreras. En su momento hubo voces de otros competidores que me decía que para ir un Mundial había que tener plata. Y claro que hay que tener el recurso económico para viajar, pero nadie te regalaba nada para clasificar primero y había que entrenar mucho. No hay una fórmula mágica", destacó.

"El deporte y lo vivido me enseñaron a ver las cosas de otra manera"
Llega el tramo final de la charla y la lógica consulta sobre la enseñanza que dejó el ser protagonista de grandes competencias, de experiencias únicas junto al triatlón. Y Gustavo no duda en la respuesta.

"No olvido de las grandes sensaciones vividas cuando el cuerpo responde a la exigencia. Es como una máquina. Es algo muy lindo cuando uno obtiene lo que fue a buscar y todo es gracias a la preparación. Uno fue aprendiendo a leer las carreras, las transiciones y a crecer también como persona. Uno aprende a controlarse más, a competir con uno mismo, con el dolor, con la exigencia, a dominar muchos momentos complejos y eso hoy lo pongo en práctica en el día a día ante situaciones difíciles. El deporte y lo vivido me enseñaron a ver las cosas de otra manera, a tener otro punto y trabajar con las dificultades para lograr una respuesta. Más allá de los resultados, el mensaje que uno puede dejar es que sí yo pude hacerlo, cualquier puede. Hay que confiar en uno y creer. En la vida todo es posible", concluyó. (TodoRoca)




"Cuando uno cree, en la vida todo es posible"
"Cuando uno cree, en la vida todo es posible"
"Cuando uno cree, en la vida todo es posible"
"Cuando uno cree, en la vida todo es posible"