28/01/2023

Vacaciones con Sueño: ¿Qué tan coherente estoy siendo conmigo mismo?

Vacaciones con Sueño: ¿Qué tan coherente estoy siendo conmigo mismo?
Vacaciones con Sueño: ¿Qué tan coherente estoy siendo conmigo mismo?
El ámbito de mi vida profesional es la salud, y desde ahí escribo, reflexiono y comparto. Y a veces, una vivencia personal es insumo para un compartir general, no es porque sea un modelo o ejemplo de algo, es solo un punto de partida.

Este fin y principio de año 2023 me tomé unas vacaciones con amigos, y luego me fui solo, 10 días en la cordillera, cómodo en una cabaña hermosa. Y me pasa como en las relaciones, aunque uno no quiera, o no lo vislumbre, tiene expectativas (un tanto ocultas). 

En este lugar tan bello, iré acá, iré allá, haré esa caminata, capaz una excursión, iré a los lagos, navegaré, visitaré amigos, la feria, las cosas ricas, viajaré a ese pueblito pintoresco donde vivió mi madre, etc.. Y además como me quejo en lo cotidiano de que me falta el tiempo, ahora leeré lo que quiera, esa novela de Emmanuel Carrère que me regalo mi hermano y escribiré algunas ideas.

Pero vieron como es la realidad, frustra hasta las mínimas y humildes intenciones.  Nada, muy poco hice de todo eso que pululaba por mi mente. Mi cuerpo solo quería estar acostado, escuchar música, comer casero (o sea, tenía que cocinar yo), moverse lo menos posible, estaba bien, pero con la energía muy baja, y el Ego que quería que me levante. Y encima estuve dos días descompuesto, más para adentro. Lo único intelectual que me dio fue ver unos videos de Yolanda Ramirez Michel sobre mitología que me encantó, pero nada más.

Me fui dando cuenta que estaba atravesado esos ocultos mandatos de lo que “debiéramos hacer”. Y cuando se impone ese “hago lo que tengo que hacer”, traicionamos nuestras energías, nuestros deseos auténticos, nuestras emociones, nuestras prioridades, nuestro cuerpo. Sin darnos mucha cuenta quedamos bien con nuestros ideales, nuestras pretensiones o con los demás, pero mal consigo mismos (el Yo profundo). Y como todo tiene consecuencias, pagamos ese precio de traición.

Ser sincero consigo mismo, cuesta.

Si logramos detenernos, frenar y escucharnos, hay una Voz interna.

La Voz de nuestro Ser, de lo auténtico en nosotros/as, es muy suave, habla muy despacio y bajito, y encima soy sordo de un oído. Y está casi tapada por la gran Voz del Ego, de lo que tendría que hacer, porque se presupone que eso es lo mejor, es lo que imagino me dará placer, disfrute, paz, felicidad ya que el Ego siempre tiene mucha publicidad colorida.

Y tuve un sueño esos días, que me incomodó, y no entendí bien. Soñaba que estaba en una habitación, y tenía que salir de allí, me estaban esperando afuera, y resulta que no había puerta, era una habitación sin puertas y me desesperaba, y desperté. Creí que el sueño tenía que ver con salir de determinados lugares. Hoy pienso que el sueño me decía otra cosa. El sueño me hablaba de quedarme conmigo, que a veces queremos salir, escapar y no entrar en nosotros mismos, y que eso es incómodo, y llegamos a sentirnos atrapados, pero si superamos esa incomodidad, podemos  conectar con nuestro mundo interno, nos escuchamos, y hasta vemos toda nuestra locura interior, como también la riqueza interna y así “estar conmigo”.  

Como me pasa otras veces, no descubrí nada nuevo, necesitamos ESPACIO para vernos, ser sensibles, quedarnos quieto y parar con el ruido externo y meternos en nuestro ruido (rollos) internos, y así nos conocemos realmente. No es nada nuevo, lo dicen los grandes sabios, místicos y hasta los mensajes clichés de Instagram, pero el tema es “hacerlo”. Decimos que “sabemos” muchas cosas, pero después no arrancamos, y volvemos a lo automático, a la rutina, a los viejos hábitos, a las pantallas, a posponer lo que ya no puede ser más pospuesto.  

Fluir con la vida es cambiar, lo que sí podemos cambiar, y aceptar lo que no se puede cambiar. Y el aprendizaje continuo es descubrir la diferencia, porque terminamos buscando excusas o haciéndonos los tontos y no nos hacemos cargo de los cambios posibles, y luchamos y renegamos por querer cambiar (a los otros, a los gobiernos, al destino) lo que no se puede cambiar, y perdemos toda la energía vital para poder estar presente en mí vida.   

La gran pegunta:

¿Qué tan coherente estoy siendo conmigo mismo?   

Gustavo Andrés Marin       

Licenciado en Psicología

[email protected]