Una vida junto al deporte, disfrutando, aprendiendo y enseñando

Con más de 35 años junto al deporte y casi tres décadas en pruebas combinadas, su experiencia siempre aporta, sus consejos siempre ayudan. Desde muy chico, José Robles le puso pasión a todo lo que hizo en la vida y de manera silenciosa fue creciendo y ganando protagonismo deportivo a partir del esfuerzo y sacrificio. Hoy divide su tiempo entre el trabajo, la conducción de un grupo de entrenamiento y la dedicación a su propia preparación, siempre pensando en tomar nuevo desafíos para seguir incrementando una gran trayectoria.

                      

Y en un momento social, complejo y sensible, en el cual se requiere paciencia, respeto y responsabilidad para cumplir con las medidas preventivas de lucha contra el coronavirus, el inicio de la charla le pide un punto de vista sobre lo que estamos viviendo.
“Hay que tener paciencia y tranquilidad. No se puede hacer mucho más que respetar el cuidarse y cuidar al que tenemos al lado. La prioridad es estar bien, estar sano y en lo deportivo ya habrá tiempo para recuperar. Hay gente que la está pasando mal y la verdad es que todos esperamos superar esto lo más pronto posible”, contó José, nacido el 27 de agosto de 1971.

                   

La infancia tuvo sus grandes alegrías en el barrio Don Carlos y los primeros pasos deportivos fueron junto al fútbol, defendiendo esa camiseta. Más adelante también vistió los colores de Barrio Nuevo.
Siempre en la etapa de adolescente, probando, buscando su deporte, Deportivo Roca y Argentinos del Norte lo tuvieron en sus filas, pero todo cambió en plena etapa en el “Carcelero”. Allí conoció al atletismo.
“Jugaba en Argentinos y en la pista de atletismo que rodeaba a la cancha, daba clases Gregorio Colicheo y me sumé, empecé a correr. Fue algo muy lindo”, recordó quien hizo la primaria en el Domingo Savio y que ya como adulto completó el secundario en el nocturno.

                                       

Correr, comprarse la bicicleta y sumar el kayak, a pensar en las combinadas
El atletismo le dijo adiós al fútbol y José en enganchó con la idea de correr y correr. “Sumé pruebas en calle y pista, no extensas, pero estuve un tiempo metido de lleno en la idea de correr. En 1991, con un lindo esfuerzo personal puede comprar la primera bicicleta y otro cambio importante se dio cuando conocí a Paco Bustos. También conseguí un kayak y vivía no muy lejos de su casa. Paco me veía pasar con el bote para entrenar en el Canal Grande y me dijo que empezara a dejarlo en su casa para evitar esos viajes. Comenzamos a entrenar juntos y su ayuda fue fundamental. Toda su experiencia me ayudó mucho”, destacó Robles.

                                 

Entre 1991 y 1992, “Paco” Bustos organizaba triatlones, con bicicleta de ruta y con el autódromo parque como protagonismo y ese mundo atrapó a José. “Era algo muy lindo ver esas competencias, pero había que remar y comencé a entrenar en el Canal Grande. Ya sabía correr, me defendía en la bicicleta, pero faltaba aprender sobre el kayak. Y así fue comenzando todo. En el ´92, ya con 21 años llegó el debut y la idea fue aprender, pero la pasé bastante mal (risas). Fue en el viejo Tetra, volcando seguido con el kayak, pero ya dieron muchas ganas de seguir mejorando y al año siguiente ya pude meterme entre los diez primeros y uno se va motivando y busca seguir corrigiendo. Luego pude subir en la clasificación, llegar hasta un tercer puesto en esa linda prueba que fue el Tetra y poder estar peleando junto a gran nivel de atletas como Maxi Morales, Fernando Helling, el Turco Pablo Sfeir y otros chicos. Se fueron sumando más pruebas en la zona, viajes y ya uno se metió de lleno en las pruebas combinadas”, repasó José quien recorrió diferentes puntos del país y también compitió en el Ironman 70.3 de Pucón (Chile) y el full de Cozumel (México).

                                 

Una vida con nuevas etapas, pero siempre apostando a crecer
A José le llegó la gran alegría de ser padre y la prioridad pasó por la familia y el trabajo y los estudios quedaron para un poco más adelante: “En casa no habían muchas expectativas, por parte de mis padres con el tema de los estudios y por tal motivo tuve que dejar la escuela. Entre los 15 y 16 años me desempeñé como peón en las chacras, en la bodega y también estuve en la albañilería. Luego ya fui papá, las responsabilidades crecieron, terminé el secundario de noche, ya siendo grande y pensé en el profesorado de Educación Física, pero era complicado el tema de viajar y las clases presenciales, por tiempo y trabajo. Me anoté en algunos cursos y comencé con ello. Y bueno, soy Instructor de Musculación y Fitness y en Triatlón nivel 1 y atletismo. Por suerte siempre tuve la oportunidad de contar con trabajo y también la ayuda de grandes personas. Una de ellas fue Jorge Escaris quien me dio trabajo en su panadería, en La Baguette. Siempre estuvo para darme una mano”, afirmó Robles sobre su profesión.

Pero sus ganas por seguir aprendiendo no se detuvieron para el papá de Nicolás y Gastón. Hizo cursos en San Juan y hoy se desempeña como Técnico en Laboratorio. “Ya hace 30 años que realizo análisis de hojas, análisis de nutrición, fertilización del suelo y otros aspectos. Por supuesto que el Valle y la fruticultura ayudan mucho para esta tarea y va de la mano de los momentos que esté viviendo la misma. Ese es mi principal trabajo y a ello le sumó otras ocupaciones para poder seguir avanzando. Luego apareció la chance de dar clases en el gimnasio Emek y allí conocí a chicos muy profesionales como Fabián Fernández y Sergio García. Con ellos y en ese lugar, también pude crecer mucho. En definitiva, siempre intenté progresar y pensar en mis hijos, en ser un padre responsable que buscará que ellos estudien y no tengan que trabajar de chicos como me pasó a mí. Hoy Nicolás se convirtió en el primer profesional que salió de la familia y Gastón va camino a recibirse de kinesiólogo y esas alegrías son enormes”, agregó José.

                             

“Cozumel, sin dudas, esa es la mejor prueba que corrí”
El currículum de competencias del experimentado deportista roquense es muy amplio. Ha recorrido el país con las pruebas de aventura y en la región dijo presente en las diferentes citas combinadas, trail y mountain bike. Además ya suma dos presencias internacionales, las mencionadas en los 70.3 de Pucón y Cozumel.
“Pude estar en todos los triatlones de la zona, también en las competencias de mountain bike y recorrer varias provincias con el recordado circuito Andes, como también ser invitado por un equipo de Uruguay para correr en Paraná, además de del Tetra del Chapelco, el Desafío de la Nieve, correr alguna prueba de ciclismo de ruta en la Rural 11 y otras más que van apareciendo en la memoria. También sumo regatas chicas y esas carreras de aventura de 24 horas, como la que hicimos una vez con Jorge Vaccari, Guillermo Sánchez y Mariana Cívicos. Todas han sido muy lindas experiencias”, enumeró quien no descarta sumar alguna experiencia, a futuro, en suelo europeo.

Pero, claro, la pegunta lleva presión. Es, de tantas competencias, elegir la mejor experiencia y no es tarea sencilla. Sin embargo, José simplifica todo. “Cozumel, sin dudas, esa es la mejor prueba que corrí. Mar del Plata gustó como primera experiencia, pero no fue un día sencillo con el mar, el viento y fue muy exigente. México fue además conocer y disfrutar al máximo de todo”, afirmó haciendo referencia a lo vivido en el Ironman 70.3 en "La Feliz" y el full en suelo mexicano.



“En mi primera victoria me descalificaron”
En el archivo hay varios podios con José como protagonistas, pero cuando la consulta es sobre el primer triunfo, a Robles se le escapa una carcajada. Es que el festejo, el siempre soñado debut ganador quedó trunco. “En mi primera victoria me descalificaron. Venía de competir en las pruebas de calle y un día participé en mountain bike en esas competencias que Villanova realizaba en Paso Córdoba. Y algo pasó con Nicolás Ceballos, que andaba muy bien y yo participé en Promocional. La historia, sin saber exactamente qué pasó, fue que comenzaron a descalificar a los que había largado sin casco, algo que aún no era riguroso y reglamentario ahora. Lo cierto es que yo había ganado en mi distancia, pero como no largué con casco, también quedé entre los descalificados (risas)”, repasó la divertida anécdota.

Pero claro que hay triunfos en duatlones en Villa Regina, en Roca y un inolvidable segundo puesto en el Circuito Andes en 1996 luego de seis fechas recorriendo el país. Además de aquéllos podios que se festejaron como un triunfo, como el tercer puesto en la general del Tetra de la Manzana 2011 cuando llegó después que Maximiliano Morales y Pablo Sfeir y levantó bien arriba los brazos en la Avenida Roca luego de cruzar el deseado arco de la meta. Con un tiempo de 2h52m19s, nadó 1,1 kilómetros de natación, pedaleó 25 de mountain bike, remó 8 en el parcial de kayak y corrió 9.400 metros.

                                 

Anécdotas, muchas
Tetra de la Manzana 
“Los que más conocíamos el circuito teníamos en cuenta muchos detalles, pero a veces, chicos más jóvenes o corredores de otras partes, no y ahí aprovechábamos (risas). En el parcial de pedestrismo, en el que se unía el balneario con el centro de Roca, muchos salían corriendo a fondo, al mismo ritmo, pensando que era un recta, pero en la zona del autódromo se daba como un subí y baja y claro, varios quemaban todo y se empezaban a quedar. Allí aparecía uno para aprovechar eso”.

Ironman full de Cozumel
“La isla se paraliza por la competencia y todo el mundo está pendiente, pero hay que dejar todo listo la noche anterior porque hay una distancia importante desde la zona de alojamiento hasta el lugar de la prueba. La cosa es que la recomendación era arreglar con un taxi con tiempo para que nos vaya a buscar ya que había como 20 kilómetros de distancia. Bien, arreglamos todo, un chofer nos iba a ir a buscar temprano en la mañana y fuimos a descansar tranquilos. Pero como a las 12 de la noche, el taxista pide perdón por mensaje avisando que no iba a poder ir a buscarnos. Desesperación. A madrugar mucho antes de los previsto y salir a buscar un taxi. Imposible encontrar uno en esa zona y ya la cabeza comienza a pensar que hacer, que no vamos a correr y todo eso. Hasta que un taxi hace señas, nos acercamos, subimos y el taxista dice: ´¿Sus compañeros no vienen?´. Reaccionamos rápido y dijimos que no iban a venir en este viaje. El taxi era para otros atletas (risas), pero no lo íbamos a dejar pasar porque no íbamos a llegar”.

En Cervantes, un caño de gas en el camino
“Me perdí varias veces y también me caí. Una piña me la di en Cervantes, en la bicicleta en la zona del Cementerio. Recuerdo que me comí un caño de gas, fui al piso, mareado, pero salí y seguí en competencia (risas)”.

                    

                         

Una década al frente de un grupo de entrenamientos
El Robles Team ya llegó a diez años de vida y sigue creciendo. El grupo de entrenamiento esta integrados por atletas de Roca y otras localidades y cada integrante tiene un objetivo diferente y para cada uno hay una planificación armada por José.
“Ya tiene 10 años el grupo. Nació en el EMEK y pronto nos fuimos a ver como seguía todo, lugares de encuentros y horarios para entrenar. No esperaba amar un gran grupo, pero sí pensaba en ser lo más profesional posible y un guía que siga mejorando día a día. Trato de ser honesto y poner a cada uno con los pies sobre la tierra y ser realista, no mentir y poder trabajar con cada uno. Cumplir con las planificaciones, lograr responsabilidad también y tratar de ir más allá del deportista y preocuparme por la persona por si surgen problemas particulares”, concluyó José con la charla, una que da más, pero que seguro tendrá un segundo encuentro.