Roca - 139 Años

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31/08/2018

Primera Cooperativa: Historia de trabajo y unión

Foto: Gentileza.
Foto: Gentileza.
Ayer cumplieron 80 años. Una de las pocas firmas que se mantuvo en pie a pesar de las crisis que atravesó la fruticultura.

Superando todas las crisis económicas y sociales y adaptándose a las exigencias de los mercados, la Primera Cooperativa Frutícola de nuestra ciudad cumplió 80 años de trabajo ininterrumpido el pasado 31 de agosto.

En la actualidad es la única firma cooperativa frutícola que subsiste en Río Negro, junto a una juguera en Río Colorado.

Para los integrantes de la empresa la clave para llegar a las ocho décadas de trabajo sin dudas está dada por la continuidad de los socios. Se trata de 60 productores, ubicados entre las ciudades de Allen y Godoy, con la principal concentración en nuestra ciudad.

Esto se traduce en un total de 650 hectáreas netas productivas, desde las cuales cada temporada llegan las peras y manzanas que la cooperativa exporta. Se trata de 10.000.000 de kilos de fruta convencial y entre 5 y 6 millones de kilos de fruta orgánica. Este último mercado comenzó a explorarlo en 2006 y en 2009 iniciaron el procesamiento.

Esto permite a la Coooperativa llegar a más de 50 países en todo el mundo, comercialización que se realiza a través de Productores Argentinos Integrados (PAI) consorcio frutícola del que forma parte la firma. El Cisne es su marca de comercialización interna.

En plena temporada emplean 180 personas y en postemporada 50. Algunas de las personas que cuando no trabaja el empaque están en el aserradero. A eso debe sumarse la economía satélite, ya que cada productor que forma parte de la cooperativa emplea personal para atender las 650 hectáreas de superficie estrictamente plantadas.

Para los miembros de la empresa, el éxito es multifactorial.

Gustavo Islas, gerente comercial de la firma y Pedro Ottone, uno de los tres ingenieros agrónomos que conforman el equipo técnico, destacan la importancia de los productores socios de la cooperativa.

“El que sostiene esto, es el productor, son todos dueños. Hay una comisión directiva que se encarga de dar direcciones en general, pero en sí es el productor”, refieren. El empleado también tiene un rol destacado para los socios de la cooperativa y son reconocidos en el transcurso de toda la entrevista con este portal.

“El empleado es nuestra fortaleza. La conformidad del empleado con su trabajo es fundamental. El empleado tiene que estar bien. Acá dentro de las posibilidades más allá de cumplir con las obligaciones salariales y demás, se busca que el empleado esté inserto en una estructura, que entienda lo que hacemos. Y tiene que ver con una actitud de parte de él, cumplir con las buenas prácticas, usar los elementos, cuidar el producto”, enfatizó Isla.

Historia de esfuerzo

La Primera Cooperativa Frutícola se constituyó formalmente el 31 de agosto de 1938. La reunión se hizo en una oficina que les prestaron para la ocasión. En esa oportunidad se reunieron los primeros socios, principalmente inmigrantes y algunos criollos. Un verdadero crisol de razas fue esa primera comisión: Rusos de la Colonia (conocida también como Fátima), italianos y españoles. Esas primeras familias eran muy conocidas por su trabajo en la fruticultura. El primer presidente fue Bernardo Riskin, padre del actual presidente de la cooperativa, Sergio.

Los socios de la entidad, radicada en Padre Alejandro Stefenelli desde sus inicios, enfrentan el trabajo cotidiano con la premisa de: Sostener los principios cooperativos y de trabajo que enunciaron los fundadores: unidad para el trabajo y para encarar el proyecto, y credibilidad en el manejo de la cooperativa. Quizá por eso, entre otros aspectos, es que los productores que la integran, han sabido afrontar las crisis que histórica y cíclicamente atraviesan a las economías regionales, en especial a la fruticultura.

“Los productores saben afrontar la crisis, saben ser austeros, pueden superar los momentos aunque sea difícil. Nuestros productores viven en las chacras y también las trabajan. En muchos casos son varias generaciones trabajando allí aunque es cierto que cada vez hay menos hijos que siguen la actividad”, coincidieron Isla y Ottone.

Otros puntos fundamentales para entender la permanencia y eficacia de la empresa, son el acompañamiento y asistencia a los productores, la adquisición de maquinaria que permite mejorar la productividad. La asistencia permanente, que permite un vínculo muy cuidado entre la chacra y el empaque, las inversiones permanentes para brindar  al mercado, el producto que necesita.

Los productores que integran la Primera Cooperativa realizan capacitaciones permanentes para desarrollar buenas prácticas agrícolas y poder certificar en mercados internacionales y superar con éxito las auditorías.

Una muestra del deseo de avanzar permanente es la adquisición de maquinaria optimizar el trabajo. La utilización de los sistemas de  riego por aspersión para la defesa contra las heladas en las chacras de todos los productores que componen la cooperativa, es otro sello de calidad.

La Cooperativa, un camino posible

“No es fácil pero no es imposible. Pero tampoco es fácil una sociedad anónima, una sociedad de responsabilidad. La cooperativa es un camino, no es el único, pero no quedaron en el tiempo, se puede hacer. Esta semana hicimos una capacitación, con el director de cooperativas de la provincia y contó que hay unas quince nuevas cooperativas inscriptas”, enfatizó Isla.

El gerente de la Primera Cooperativa es optimista respecto al futuro de la actividad. Para ello es importante la tenacidad, constancia y la visión necesaria para ofrecer al mercado el producto que hoy busca, con características que lo hacen único. (TodoRoca)




Primera Cooperativa: Historia de trabajo y unión
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